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Por LCC Judá Álvarez
El lenguaje burdo, soez, recalcitrante, tendencioso, burlesco, procaz, fanático, morboso, intolerante, incendiario, discriminatorio, incriminatorio, sarcástico, amarillista, condenatorio, persecutorio, hostil, denigrante y calumniador, vertido y publicitado desde los medios de comunicación, que con pasquines periodísticos han mostrado una clara campaña frenética y fanática de desprestigio, hostigamiento y difamación, no lograron ni han logrado frenar ni desaparecer esta realidad, aquí está, La Luz del Mundo.
La condena pública perpetrada en esta conjura truculenta donde todos los involucrados: medios de comunicación, presentadores de noticias, remedos de periodistas y reporteros, pinochos disidentes y varios funcionarios públicos fanaticos, haciendo uso de la pirotecnia verbal escandalosa, con expresiones incendiarias, promoviendo un linchamiento moral-religioso, y abanderando el papel mentiroso de víctimas, no pudieron ni han podido acabar, ni dividir esta realidad, aquí sigue, La Luz del Mundo.
Hoy, esta es la realidad, ni división ni desbandadas, este 9 de agosto, La Luz del Mundo mostró nuevamente su fuerza, miles de seguidores de esta organización abarrotaron las calles de su sede mundial, en la ceremonia de bienvenida de su reunión anual la Santa Convocación, la macabra persecución mediática y el escándalo y pertinaz acto circense del melodramático grupúsculo disidente, no pudo ni ha podido socavar esta realidad, La Luz del Mundo, permanece aquí.
Cachetada con guante blanco, ha dado hoy La Luz del Mundo a sus críticos, detractores y perseguidores, el líder de esta confesión religiosa sigue presente entre ellos, intacto como siempre, su dirección y administración se sigue haciendo patente, su honorabilidad no está en duda entre los feligreses, muy al contrario de las afirmaciones y rumores bellacos de que la organización está en declive y camina sin rumbo, los hechos y las acciones derrumban y desmoronan hoy todos los argumentos belicosos difundidos desde el resentimiento y la amargura, desde el fanatismo y el servilismo, desde el odio y el rencor, desde la envidia y el coraje, desde la frustración y la rabia, desde los intereses ocultos y económicos, desde la pútrida obsesión y consigna de aniquilar, destruir y desaparecer a La Luz del Mundo.
El malogrado augurio de fracaso y panorama sombrío esperado y ansiado por todos los que se han unido, sumado y aliado a este contubernio obscuro en contra de esta institución religiosa, han recibido un gran y certero revés y les ha explotado en las manos su perversa conspiración, dentro de la cual han abanderado, justificado, buscado salidas y pretextos de una supuesta justicia, pretextos de honor, de razón y de defensa.
Se han regodeado con toda su furia en el pertinazmente uso del protervo discurso difamatorio, calumnioso, inquisidor, malicioso, lanzándose por lucro voraz, despertando y abonando al odio, buscando y azuzando a la chusma a la condena pública de las prácticas religiosas y creencias de los miembros de esta iglesia, han realizado contra esta institución una persecución encarnizada, cruel y despiadada, pero esta realidad no se diluye, La Luz del Mundo, sigue vigente.
Su presencia y existencia le ha causado grande incomodidad a muchos, sobre todo a viejas y fanáticas confesiones religiosas, para las que ha sido siempre una piedra en el zapato, y no es nada iluso decir que esta embestida en su contra, ha sido liderada por aquella donde sus dirigentes portan sotanas y alzacuellos; en las formas y las maneras tiene sus huellas.
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